Aprovechando
la popularidad que han alcanzado estos días las fotos modificadas por medio de
las Apps, es importante conocer y advertir las implicancias del uso de estas
plataformas para tomar conciencia del cuidado de nuestros datos personales.
El
fenómeno del momento es sin dudas el uso de apps mediante las cuales podemos obtener
modificaciones en nuestras fotos para envejecer o rejuvenecer. Hace algunas semanas
era la que permitía realizar cambios en los tonos de nuestra voz y años atrás, pintar
nuestras caras con los colores de las banderas de los países, entre otras.
Quién sabe cuál será la próxima App de moda a la que le cederemos nuestra
imagen y datos personales para que éstas los traten, almacenen y compartan con
sus aliados comerciales y proveedores.
Llama
la atención la cantidad de consultas acerca del uso de este tipo de
aplicaciones que utilizan nuestra imagen y datos personales. Como primera medida,
merece siempre recordar que una vez que compartimos o publicamos un contenido,
deja de ser nuestro y se pierde el control del mismo. Por eso es muy
conveniente utilizar todas las aplicaciones a conciencia.
Como
segunda premisa todos sabemos los grandes negocios que representan el uso de estas
aplicaciones y redes sociales. Por eso, es preciso leer las políticas de
privacidad antes de usarlas. La mayoría de las aplicaciones de estas
características, coinciden en que comparten con terceras partes los datos e
información que les proporcionamos al utilizarlas. Esto quiere decir, que la
empresa dueña de la app, sus proveedores y socios comerciales (terceros que
nunca suelen estar individualizados violando así el art. 6 de la ley 25.326),
no sólo pueden acceder al contenido que generamos- como las fotos que
transformamos- sino también a nuestros datos, fotos almacenadas,
localizaciones, especificaciones técnicas de nuestros dispositivos, gustos,
información personal o páginas web que visitamos entre muchas otras, casi de
manera indiscriminada. Como si esto fuera poco, ante cualquier controversia que
se suscite, los usuarios se someten a la ley y jurisdicción que la App
establece en sus términos y no todas tienen un centro de resolución de
conflictos para reportar distintos abusos o efectuar reclamos. Como corolario,
se eximen de cualquier tipo de responsabilidad.
También
tenemos que considerar que aún sin querer, podemos afectar derechos e intereses
de terceros en el uso de las Apps, por ejemplo, cuando subimos contenido o
transformamos imágenes ajenas sin el consentimiento del titular. Esta conducta
puede incluso infringir derechos a la imagen consagrados en el art. 31 de la
ley 11.726 para aquellos que obtengan beneficios económicos por esas imágenes.
En fin, pueden acarrear responsabilidades civiles y penales ante un mal uso de
estas herramientas.
Evidentemente,
son divertidas y entretenidas, pero si decidimos utilizarlas, tenemos que ser
conscientes del verdadero costo e impacto que tienen sobre nuestra privacidad y
las verdaderas implicancias de aceptar las políticas y los términos de uso de
las plataformas que descargamos.
Por Santiago Grigera
Excelente!
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